viernes, 30 de mayo de 2014

La cruda realidad de Tarapacá a dos meses de los terremotos

Han pasado ya dos meses desde que nos sacudieran dos fuertes terremotos, eventos que desnudaron nuestras falencias como Región y que lamentablemente, han mostrado la poca capacidad de reacción de nuestras autoridades ante situaciones que podrían haberse evitado. Muchas personas, después de todo este tiempo, continúan durmiendo en carpas ocupando espacios públicos, canchas deportivas o calles que se vieron convertidas en lugares de habitación, impidiendo el tráfico normal de personas y automóviles. Soy usuario por motivos laborales de la carretera que une a Iquique con Alto Hospicio. Como todos sabemos, esta sufrió graves daños provocados por desmoronamiento de rocas y desplazamiento de los taludes que soportan la calzada. Durante varios días ambas ciudades quedaron aisladas y cuando fue posible transitar nuevamente por esta, descubrimos cerros en plena carretera, con rocas de grandes dimensiones entre las cuales los vehículos tuvieron que comenzar a serpentear para llegar a su destino.
Esta situación es entendible luego de lo que nos tocó vivir. Sin embargo, lo que no es entendible es que habiendo pasado dos meses de los eventos telúricos, aún permanezcan aquellos montículos de escombros sin que nadie haga nada por retirarlos. Me parece impresentable que no se haya dispuesto de un camión y una pala mecánica para que retirara la tierra, sabiendo de antemano del alto tráfico que a diario circula por la vía y de la importancia que tiene para Iquique como vía de evacuación. En palabras más simples, es como no haber querido sacar la pala y la escoba para barrer la tierra. Como ciudadano de Iquique, sólo puedo observar como el accionar de las autoridades al respecto ha sido de una lentitud e indolencia tal que ha quedado demostrado que no hay una voluntad verdadera de mejorar la calidad de vida de las personas. No hablo de cosas que no se puedan realizar o cuya realización implique un periodo de tiempo largo, como si lo es la reparación del puerto o de los taludes que se desplazaron en la misma carretera. Hablo de cosas que son de rápida realización y que de haberlos hecho a tiempo, el flujo vehicular se habría visto favorecido al contar con dos pistas en un tramo importante de la citada carretera. Hablo como un usuario, como un habitante de esta región que tiene por misión enseñar. No soy ni ingeniero, ni arquitecto ni constructor civil, pero como muchas personas soy capaz de darme cuenta que lo arriba mencionado es una falta de voluntad por hacer rápido las cosas. Al menos, eso creo yo. AUTOR: Vinko Carvajal C., Profesor de Educación General Básica

No hay comentarios:

Publicar un comentario