"La instalación de la antena número 66 en el Sitio de Operaciones del Conjunto representa la etapa final de la construcción de ALMA", anunció hoy el director de este observatorio astronómico, el francés Pierre Cox.
El mayor radiotelescopio del mundo comenzó a construirse en el año 2003 en el Llano de Chajnantor, a 50 kilómetros de San Pedro de Atacama y a 1.500 kilómetros al norte de Santiago, en una zona que parece más la superficie lunar que un paisaje del planeta Tierra.
Su objetivo era poder ver el comienzo del Universo, hace unos 14.000 millones de años, de manera que los científicos pudieran comprender la física del Universo, cómo se expandió y cómo nacieron las estrellas y galaxias.
"En un hecho muy importante contar con esta antena que representa una potencia muy importante para los futuros descubrimientos", destacó este martes Pierre Cox en una conferencia de prensa con medios internacionales.
ALMA escudriña el universo usando antenas que no funcionan como los telescopios ópticos tradicionales, sino como radiotelescopios, lo que les permite detectar las longitudes de onda milimétricas y submilimétricas, aproximadamente mil veces más largas que la luz visible.
La observación de estas longitudes de onda largas permite a los astrónomos estudiar objetos muy fríos en el espacio, como las densas nubes de polvo cósmico y gas donde se forman estrellas y planetas, así como objetos muy fríos en el universo primitivo.
"Estamos orgullosos de haber alcanzado este importante hito para nuestro proyecto. Esto completa la entrega de sistemas tecnológicos de punta para su destino final", resaltó el científico.
ALMA fue concebido en la década de los ochenta a partir de tres proyectos separados de europeos, norteamericanos y asiáticos que posteriormente confluyeron en uno solo.
Sus observaciones astronómicas comenzaron en la segunda mitad de 2011 con un tercio de su capacidad, si bien el observatorio fue inaugurado en marzo del año pasado por el entonces presidente de Chile, Sebastián Piñera.
Esa fecha marcó el fin del proceso de instalación de los sistemas principales de este gigante telescopio y su transición oficial de un proyecto en construcción a un observatorio en pleno funcionamiento.
Para la ubicación del Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array (ALMA) se eligió el Llano de Chajnantor, donde el implacable sol del día se transforma en un frío insoportable durante la noche.
Al ser un área plana, seca, tranquila y con cielos limpios, el lugar reunía las características propicias para un proyecto de esta envergadura.
Además, la extrema sequedad permite esquivar uno de los principales obstáculos de la observación, el vapor de agua presente en la atmósfera, que absorbe la luz de las ondas milimétricas y submilimétricas y distorsiona las señales que llegan del espacio.
En la construcción de este complejo astronómico, que equivale a un telescopio de 14 kilómetros de diámetro con una resolución 100 veces mayor que la de cualquier otro conjunto de telescopios, finalmente se invirtieron 1.400 millones de dólares.
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